googlefc.controlledMessagingFunction Guerra espiritual: Maldiciones

sábado, 4 de julio de 2020

Maldiciones




¿Existen realmente las maldiciones? Mis experiencias muestran que sí. La maldición se realiza con el deseo vehemente de que  alguien sufra. Dicha maldición se lleva a cabo por un mal espíritu o una forma mental que se crea o se atrae por el autor de la maldición. Puede ser acompañada por un ritual, pero no es necesario. La entidad permanece con la víctima y le acarrea todo tipo de problemas como mala suerte, enfermedades, accidentes, problemas económicos, etc. Pero el autor no escapa tampoco: Éste también atrae una entidad que permanece con él y que a la larga le crea problemas. Estas entidades les siguen a través de sus vidas futuras, hasta que llegue el momento de librarse de ellas.


Laura, 45, era siempre despedida de los puestos de trabajo que conseguía por las razones más raras. Se ponía enferma a menudo, tenía estrés, dolores por la espalda y se separó de su marido después de 13 años. Pasaron otros 13 años cuando nos encontró. En el canalizamiento de nuestro guía espiritual resultó que su suegra la había maldecido. Laura tenía sus sospechas, pero no nos había dicho nada. La madre de su marido tenía  un amor patológico por su hijo y tenía celos a todas las mujeres que él conocía. Eso se debía a una vida pasada entre los dos, en la que fueron una pareja. Maldijo a Laura nada más conocerla, cuando ella tenía 13 años y conoció a su futuro marido. La suegra intervenía en todo. Ella eligió los muebles de la pareja, ella organizó la boda, etc. El guía describió un incidente en el que esa mujer tuvo un ataque de rabia y clavó un cuchillo en el tiesto de Laura, mientras ella y su marido estaban de vacaciones. Al volver, Laura encontró su gardenia de 5 años y que era grandísima totalmente marchitada. La maldición funcionaba gracias a una forma mental que la suegra había enviado a Laura. El guía la despejó y se puso a recoger los fragmentos de alma que Laura había perdido en los numerosos incidentes negativos de su vida. Después de unos días Laura nos contó que un vaso que estaba en el baño y que la suegra había dejado estalló por sí solo. Laura empezó a sentirse mucho mejor después de eso.

Dionisio, 39, intentó tener una sesión de hipnosis, pero lo único que vio fue oscuridad. Su mujer, que estaba presente, lo hizo por él. Ella no sólo pudo recibir imágenes, sino que se fue a una vida pasada que había tenido con él. Era bruja en Escocia, en el siglo XVIII. Dionisio era su amante. Le había prometido dejar a su mujer y casarse con ella. No lo cumplió y ella lo maldijo. Deseó que  no viera nada más que oscuridad para siempre, que no sintiera nada y otras cosas similares. Esa maldición la recitó bajo la luna y enterró una medalla de él.  La mujer vio también una vida de su marido en Asia en la que era soldado. No tenía sentimientos y su única meta era matar al enemigo. Arrepentida, se puso a llorar. Repitió tras mí la renunciación de la oscuridad y sacó mentalmente de la tierra la medalla. Llamé a los ángeles que la limpiaron, hablé con el demonio con el que colaboraba y lo ayudé a ir a la luz. La pareja tenía problemas económicos y seguro que la maldición y el mal karma de la mujer tenían mucho que ver con ello.

Juan, 46, tenía mala suerte y todo se realizaba a último momento. En la hipnosis vio que su familia tenía una maldición. Se la habían puesto a su bisabuelo por ser contrabandista. Llamé al que puso la maldición. Se llamaba también Juan. Le expliqué la situación, pero él se enfadó mucho por llamarse mi cliente también Juan e intentó romperle la camisa. Dijo que a causa del bisabuelo de Juan su familia había perdido su casa. No se arrepentía y tuve que contarle la historia de la vida de Juan para que se diera cuenta de que su maldición perjudicaba a una persona inocente. Llamé también al bisabuelo y tras muchas deliberaciones llegaron a un acuerdo. El bisabuelo le prometió ser su padre en su próxima encarnación y que le regalaría una casa blanca, como la que había perdido. Acudió también el padre de mi cliente, que había fallecido cuando él tenía 3 años. Su muerte fue un sacrificio, para que la fuerza de la maldición disminuyera. El encuentro fue muy emocional. En un momento de debilidad, Juan había hecho un amarre para que su novia volviera, pero eso se le fue perdonado, ya que había sufrido bastante y sin tener la culpa. Aunque el brujo lo había hecho todo correctamente, no funcionó. Es decir que ni la novia fue afectada, ni el karma de Juan. Acababa de conocer a su alma gemela, que debiera haber conocido en vez de esa chica. A causa de la maldición conoció a la otra y tuvo dos hijos con ella. Su guía espiritual le dijo que la maldición había de ser quebrantada primero para que pudiera ser feliz con su alma gemela. Ahora sí que puede tener la serenidad y dicha que se merece.

Eva, 45, había tenido también una vida llena de contratiempos. Había hecho un intento de suicidio, sus hijos tomaban drogas y su hija había muerto a los 21 años. En la hipnosis recordó que su tío la había molestado sexualmente y ella lo había maldecido a que desapareciera. Él se ahogó y entonces empezaron los contratiempos para ella. Ninguno de los dos había perdonado al otro. Ella todavía se negaba obstinadamente a perdonarlo. El alma de su hija acudió y dijo que su muerte fue un sacrificio para amansar el ímpetu de la maldición, para que los demás miembros de la familia pudieran vivir. ¿Cómo podía Eva no perdonar a su tío bajo tales circunstancias? Lo llamé a él también y le expliqué lo ocurrido. Él no se había dado cuenta de lo perjudicada que su sobrina había quedado por sus actos y por eso le costaba justificar su maldición. Perdonaron el uno al otro y el demonio de la maldición perdió su poder sobre ellos y fue trasladado a la luz.

Helena, 40, tuvo también muchos contratiempos, problemas económicos y una larga serie de relaciones fracasadas. En la hipnosis vio que su suegra le había puesto una maldición a su propio hijo por casarse ése con una mujer que ella no juzgaba apropiada, con la esperanza de que se separaran.  Él ahora estaba paralizado y senil y era demasiado tarde para ser curado. Helena se había casado con un hombre que no estaba en el plan de su alma y había tenido una hija con él. Llamé al alma de la suegra. Estaba arrepentida y pidió perdón llorando. Los ángeles despejaron la forma mental atraída por la maldición y Helena era libre de conocer al chico que sí que hubiera debido ser su marido y padre de su hija. En cuanto a la suegra, tendrá que equilibrar su karma en una próxima vida.

Lina, 31, sabía que tenía un demonio dentro de su cuerpo energético, ya que sentía quemarse, estaba deprimida y lo oía incluso hablarle. Consideraba a su hermana mayor responsable de ello, porque la había llevado a un médium cuando ella tenía 16 años. Se negaba a perdonarla. En la hipnosis vio sin embargo que la responsable era su tía, que vivía en la misma casa y que tenía envidia a su hermana (la madre de Lina). Le tenía envidia por su éxito familiar y la casa que tenía y en la que la dejaba vivir y le puso una maldición a su hija. En aquel momento, Lina perdonó a su hermana. Desafortunadamente, no era suficientemente fuerte como para resistir al demonio, ya que estaba en el nivel uno. Mientras que yo le hablaba y trataba de persuadirlo, él la torturaba, y tuvimos que interrumpir. Reanudamos la sesión con mi colaborador al que hipnoticé, pero al llegar la hora, Lina ya no perdonaba a su hermana. Había vuelto a su opinión original, a pesar de que sabía que su tía era la responsable. El demonio no pudo ser sacado. Le di una lista de ejercicios de desarrollo espiritual y protección para que la ayudaran hasta que se sintiera lista para perdonar a su hermana. Llamé a la madre un par de veces, pero de los 20 consejos que les habíamos dado sólo habían cumplido uno o dos. No volví a oír de ellas.

El caso de Ismini, 44, fue bastante parecido al de Helena. Había tenido un primer matrimonio con Teodoro y dos hijos y una nueva relación con Jorge, también casado con dos hijos, pero que se estaba alejando de ella. En la hipnosis vio que su prima la había maldecido desde su infancia. Le tenía envidia y deseaba verla infeliz. Jorge era su alma gemela, pero a causa de la maldición se casó con otra mujer. La maldición lo mantenía lejos de Ismini. Los cuatro hijos que ambos tuvieron habían de haber sido de los dos.  La prima estaba sola, infeliz y gorda. Las formas mentales que le había enviado eran dos, una para Ismini y otra para Jorge. Los ángeles las despejaron y el guía dijo que Jorge se acercaría poco a poco otra vez a Ismini.

Pregunté a nuestro guía sobre un cantante que me gustaba cuando era adolescente. Lo vamos a llamar Andrés. Durante muchos años oía voces y estaba deprimido. Acabó suicidándose, ya que los psiquiatras y los gurús no lo pudieron ayudar. El guía me contestó que no estaba en la luz, que tenía demonios y que yo tenía el permiso de ayudarlo. Y lo hice. Primero despejé al alma de una chica adolescente enamorada de él que se suicidó y que se apegó a él, ayudándole a tener éxito. Después vino el alma de un niño de 8 años. Me dijo que un cura que estaba de visita en la parroquia lo llevó detrás del altar, lo ató y lo violó. Para impedir que el niño gritara, lo estuvo pegando y para que no lo delatara lo mató. Al morir el niño lo maldijo. El cura había sido el cantante y el niño mi colaborador en una vida en Noruega, en el siglo XIX. Nuestro guía borró los malos recuerdos del niño, haciéndole creer que el cura no le hizo daño. El niño se sintió mejor y mientras nosotros nos pusimos a hablar de otras cosas, el guía le pidió que quitara la maldición. Lo hizo y se fue a la luz. Esa maldición había atraído a 10 demonios que acompañaron al cantante en todas sus vidas hasta ahora. El derecho a ayudarlo lo tuve porque he tenido dos vidas pasadas con el cantante. En una fue mi hermano y en otra mi marido. En su vida como cura estuvo reprimiendo sus deseos sexuales para los niños y un día no pudo más. Ciego de deseo, fue poseído de demonios y lo llevaron a cometer ese acto abominable. Más tarde se arrepintió y se fue a la luz, pero con un karma pesado. En cuanto al niño, su alma había elegido esa experiencia como sacrificio. Es decir que los demonios que poseyeron al cura durante el crimen lo hicieron porque se les dio permiso, dejando a otra persona libre, para que ésa se salvara. Es una manera que las almas eligen a menudo para ayudar a otras almas, su propio karma o causas altas. Desafortunadamente, cuando después se pone una maldición, aunque se logre la meta deseada,  se crea un nuevo karma negativo.

Como último ejemplo voy a contar el mío. En esta vida he experimentado  siempre el amor no correspondido. Mi vida estuvo, como consecuencia, llena de depresión, llanto y sufrimiento. Cuando mi alma gemela murió,  descubrí el porqué de todo. Habíamos tenido una vida en Flandes, en el siglo XVI. Estábamos ambos casados cuando nos conocimos y enamoramos. Tuvimos una relación clandestina y un hijo juntos. Nuestros cónyuges se enteraron. Mi marido me dejó y mi amante abandonó a su mujer.  A esa mujer la había dejado antes en una vida en Lemuria al conocerme, mientras ella era su novia. Nuestra vida de Flandes no terminó bien. Nuestro hijo murió a los 6 años y mi amante lo tomó tan mal que se puso enfermo y murió. Tras eso yo me suicidé. Su mujer nos había maldecido haciendo una ceremonia de alta magia enviándonos 28 demonios. En esta vida mi misión era sacrificar el amor erótico por el espiritual. Si lo hubiera hecho, la maldición se habría roto y los demonios se habrían ido. No lo hice y mi alma gemela se sacrificó, eligiendo tener cáncer y morir. La maldición está ahora rota y los demonios se han ido para siempre. Ahora mi alma gemela está otra vez encarnada y nos conoceremos dentro de unos años. Esta vez nada y nadie podrá afectar nuestra relación.

No todas las maldiciones funcionan. Eso depende de la fuerza de los sentimientos negativos del que pone una maldición así como del karma, de la espiritualidad y de la misión del que la recibe. Pero cuando funciona, la manera más rápida de deshacerse de ella es el perdón, una base ideológica espiritual y un terapeuta luminoso. Además de ello, el sacrificio es otra herramienta importante.
En cuanto a los objetos o sitios malditos, se trata de objetos utilizados en rituales de magia negra, sacrificios humanos o sitios con mucha energía negativa.


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