La
“magia negra” se lleva a cabo cooperando con las fuerzas del mal (entidades descarnadas
fuera de la luz). Todo intento no tiene necesariamente éxito, pero la mera
intención acarrea karma negativo. La magia negra (brujería, hechicería, ciertos
tipos de santería, vudú, etc) puede realizarse directa o indirectamente.
Directamente
se hace mediante rituales personales y acuerdos con demonios o extraterrestres
malignos o mediante una maldición acompañada de odio o rabia. Se puede asimismo
pedir a otra persona que ponga un maleficio sobre alguien con la intención de
intervenir en su vida de una manera negativa (dañarle o atarle sexualmente).
El
siguiente ejemplo es una manera típica de que ocurra brujería indirecta:
Se nos
hace brujería o se nos pone una maldición y una entidad se apega a nosotros.
Poco a poco nos afecta haciéndonos autodestructivos. Siguen malas decisiones,
contratiempos e infelicidad y causan rabia, odio o depresión. Tratamos mal a
nuestros seres queridos llevados por la fuerza de nuestras debilidades. Tal vez
caigamos en adicciones y al final nos ponemos enfermos y morimos o nos
suicidamos. Después de morir nuestros sentimientos de baja frecuencia nos
guardan presos en el bajo terreno astral donde la entidad nos puede engañar y
persuadir a establecer un contrato con ella. Si aceptamos a trabajar para ella
quedamos atrapados en un círculo vicioso de sentimientos negativos y
gradualmente nos convertimos en demonios también, olvidándonos de nuestra vida
en la tierra. Un velo de energía negativa nos cubre. Nos tenemos más remedio
que subir en nivel demoniaco atrapando almas perdidas. En algún momento nos
adherimos a un humano que ha sido embrujado hasta que éste se muera y esto
puede seguir hasta que un exorcista nos mande a la luz. Es posible que pasen
varios siglos, pero afortunadamente el tiempo en el mundo espiritual no se
percibe.
También
podemos encarnar como rojos, o sea con la ayuda de nuestro demonio con el que
hemos hecho el acuerdo. En ese caso él se convierte en nuestro guía y nos
empuja a robar energía de los luminosos y a hacer el mal para subir de nivel en
la escala oscura. Si no hacen el mal, nos hace sufrir. Para salir de ese
círculo vicioso hay que hacerse una limpieza kármica o una autolimpieza, es
decir mediante oraciones y una vida de bien y autodesarrollo.
El alma
del primer ejemplo no es la única que sufre las consecuencias de la cooperación
con las fuerzas del mal. El demonio nos sigue en muchas otras encarnaciones que
nuestro yo superior manda a la tierra y a menos de que hagamos otro acuerdo nos
oprime con mala suerte, depresión, enfermedades. Otra vez la manera de salir de
esta situación es la liberación espiritual o la dedicación a Dios durante toda
la vida.
En este
camino se encuentran también aquellas almas que han colaborado consciente o
inconscientemente con entidades malignas
en alguna encarnación suya. En la encarnación del acuerdo les resulta todo más
fácil y menos doloroso, ya que el demonio o extraterrestre les recompensa con
riquezas, fama, conquistas o cualquier otra cosa que hayan pedido. Sin embargo,
se convierten en su instrumento sin darse cuenta, tratando a los demás con
indiferencia y egoísmo. Pero si en otra
encarnación deciden ser buenos, la entidad les castiga. Necesitan paciencia,
bondad, esfuerzo, valor y fe para escapar de su rabia. Y si os preguntáis cómo
se puede hacer un contrato subconsciente, es simple: basta con desear dar o
hacer cualquier cosa para tener lo que se quiere. Esta “cualquier cosa” se
traduce en la mente del demonio en el alma de la persona.
Las
almas extraviadas se ven a menudo en una situación similar. Son aquellas que
tras la muerte no encuentran o no siguen la luz o un lugar de reposo idílico
dentro del mundo espiritual. Tales almas son muchas veces fetos, bebés o niños
(así como adultos) que no sabían qué era la muerte o la vida tras la muerte, o
que no se dieron cuenta de que murieron, porque fue repentino. De ahí que
debamos preparar a los niños incluso antes de su nacimiento hablándoles de los
ángeles y la luz divina. Tienen que entender que en el caso de perderse hay que
moverse rápidamente hacia ellos y que acudirán. Cuando el niño tiene
sentimientos negativos a la hora de morir, como el miedo o la cólera lo pueden
mantener tan bajo que los ángeles no lo alcancen. La frecuencia emitida por los
buenos espíritus es muy alta y desde allí no se puede percibir lo que se
encuentra en bajas frecuencias. En las sesiones he dado con muchos demonios que
se acordaron de que fueron niños infelices o abandonados.
Desde
luego los mayores también se pueden perder, especialmente si no creen en nada
espiritual, aunque cuesta más engañarlos y convencerlos a ser malos. Cuando no
se van a la luz a causa de sentimientos negativos como tristeza o soledad, las
almas buenas se quedan en el bajo terreno astral (el más cercano a la tierra) o
se adhieren a una persona para conseguir energía, compañía y consuelo.
Otro
caso en el que los bebés y párvulos son vulnerables es cuando se les dedica a
Samael (el diablo) u otro demonio de alto rango en un ritual satanista y se les
mata. Puesto que no se dan cuenta de lo que ocurre y no tienen conocimientos se
les convence fácilmente ser malhechores.
Otra
trampa son las organizaciones ocultas, las sociedades secretas y los cultos.
Prometen riquezas, éxito y amor, pero al hacerse miembro se firma automáticamente
un contrato con Samael. En este tipo de organizaciones hay muchos peligros.
Acaso las entidades malignas estén con los líderes y no la organización en sí,
así que no se debe confiar fácilmente en nadie. Hay que estudiar primero la
ética y las creencias de la organización en un documento escrito antes de
afiliarse. El peligro está a menudo en lo que no se dice o en la manera de la
que se afirma algo. Ante todo hay que estar seguro de que uno pueda salir en
cualquier momento.
Muchos
tienen un contrato con fuerzas oscuras desde una vida pasada. Ahora serán
buenos y espirituales, pero dichas fuerzas los usan de una manera astuta,
guiándolos hacia actos concretos. Innumerables personas entre ellos trabajan
como clarividentes o líderes espirituales. Creen que están en comunicación con
ángeles o guías cuando en realidad se trata de entidades demoniacas. Éstas les
proyectan imágenes falsas alejándolos de su verdadera misión y bloqueándoles el
contacto con la fuente divina. Hacen lo mismo a sus clientes, haciéndolos creer
que están bien cuando en realidad tienen una entidad o diciéndoles que tienen
brujería o una maldición cuando no es así. Estas entidades se aprovechan de la
codicia de estos profesionales y les hacen extraer inmensas sumas de dinero a
sus clientes para romperles la brujería. Sin embargo, una entidad oscura en
general no tiene la fuerza de hacer un exorcismo, sólo puede añadir más
entidades. Estos profesionales deben dejar de lado su soberbia y pedir ayuda
para librarse de su contrato y de la entidad. De no hacerlo su alma se
esclavizará después de morir.
¿Cómo
se puede proteger de todo esto? Con el conocimiento. Hay que buscar, estudiar,
leer y tomar riesgos. Con el conocimiento también se orienta después de la
muerte. El desarrollar su intuición es también bueno, pero estas entidades son
a menudo tan poderosas que hipnotizan a la gente para que se fíe de sus
huéspedes. El conocimiento no puede fallar.
Si se
tiene mal karma por haber hecho brujería, su alma probablemente escogerá
restaurar el equilibrio dejando que se le haga brujería en una vida futura. El
sufrimiento es un gran regalo espiritual. Lleva a la compasión, la paciencia,
la sabiduría, la fuerza. El sufrimiento sirve también como sacrificio para
salvar el alma de alguien o para contribuir a una alta misión. Pero ante todo
tenemos que perdonarnos a nosotros mismos. Sólo entonces nos curamos y podemos
ayudar a los demás.
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