La reencarnación es el descenso del alma al mundo material en el que se viste de un cuerpo etérico y físico. Mientras estamos en el plano espiritual nos acordamos de nuestras vidas pasadas y las estudiamos. Pero después de encarnarnos nos olvidamos de ellas. Tenemos que pasar por pruebas que nos permitan llegar a ser mejores y más fuertes. De conocer nuestras vidas pasadas y futuras esas pruebas ya dejarían de serlo y no creceríamos. Además, el peso de todas esas memorias sería demasiado para nuestra vida cotidiana. De hecho, las lentas vibraciones de este mundo no permiten que nos acordemos de nuestra vida en el mundo espiritual.
La mayoría de las religiones como el hinduismo, el budismo o las religiones amerindias creen en la reencarnación. Al principio también el judaísmo y el cristianismo creían en ella. Existen pruebas históricas a través de estudios de las escrituras y de las sociedades secretas, de canalizamientos, de la hipnosis y los médiums de que Jesucristo habló varias veces de la reencarnación, pero aquellos textos fueron cambiados o destruidos por los traductores y copiadores de las escrituras. Los primeros cristianos tuvieron una sólida creencia en la reencarnación, pero el emperador Justiniano, apoyado por su esposa Teodora, prohibió la creencia en la reencarnación en un convenio eclesiástico en el siglo V después de Cristo. Ese conocimiento no formaba parte de los planes de la iglesia que anhelaba el poder, el dinero y una población pasiva e incapaz de tener sus propias opiniones, destinada a formar parte de una manada. El saber que somos los dueños de nuestro propio progreso espiritual presupone un poder tremendo. Así que la iglesia alteró la palabra de Jesucristo que estaba basada en el amor y el perdón, confeccionó un Dios castigador y construyó una religión fundada en el miedo, la vergüenza y los remordimientos. No obstante, si leemos la biblia meticulosamente encontraremos puntos en los que la reencarnación se menciona directamente. En la Grecia clásica se creía en la reencarnación gracias a Orfeas y Pitágoras.
Al establecerse el cristianismo como religión general, la creencia en la reencarnación se hizo automáticamente subterránea y fue preservada dentro de la sociedades secretas y las órdenes religiosas, como los Catares y los Templares, que sufrieron una gran persecución en Francia. Ahora que estamos entrando en la época del acuario, la época de la renovación y del progreso, el movimiento de la Nueva Era (New Age) ha traído otra vez a la superficie la creencia en la reencarnación. Esta nueva tendencia empezó al final del siglo XIX con la teosofía (un movimiento dedicado al estudio de la espiritualidad y la metafísica), con personajes de la élite de entonces, tal como Charles Webster Leadbeater, Papus o Stanislas de Guaita. El movimiento teosófico fue enriquecido con magnetistas, hipnotistas e investigadores de parapsicología como la señora Blavatsky que fue la fundadora de la Sociedad Internacional de Teosofía. Las sesiones de espiritismo y otros métodos de comunicación con los espíritus se convirtieron en el pasatiempo predilecto de la aburrida alta sociedad de entonces. Así nació el espiritismo y más tarde la iglesia espiritista. Ésta no constituye una religión, sino un conjunto de creencias y principios éticos. Sin embargo, por muy progresista que sea el movimiento de la Nueva Era, no deja de tener sus limitaciones. La más característica que se me pueda ocurrir es su visión del mundo de los espíritus, de que sólo consiste de espíritus buenos. El movimiento de la Nueva Era no ve ni cree que puedan existir fuerzas malignas. Esta posibilidad se considera como mera superstición o ilusión en la cual creía la gente de la Edad Media, en su ignorancia e adoctrinamiento religioso. De manera que lo que está haciendo la Nueva Era es exactamente lo contrario de lo que se hacía en la Edad Media: una negación total. Antaño las brujas malas eran quemadas o ahorcadas junto con las buenas y las no-brujas. Ahora la magia negra pasa inadvertida y llega a ser objeto de risa, al menos en los así denominados países desarrollados. Parece que necesitamos experimentar los extremos para que se restaure el equilibrio. Desafortunadamente, al dejar de lado parte de la realidad, se convierte en víctima de las mismas fuerzas oscuras que no se cree existen, ya que se rechaza la misión de su alma, que es buscar y descubrir la verdad. Así que el trabajo de todas estas personas que he nombrado era gobernado por espíritus oscuros y, por lo tanto, parcialmente falso. El punto central de la reencarnación es si un alma se reencarna desde la Luz, tras haber muerto sin pacto o desde la oscuridad, tras haber muerto con un pacto importante. En este caso, el demonio del pacto se lleva el alma e invierte su ADN, convirtiendo a la persona en su instrumento.
En tiempos modernos, han sido hechos miles de investigaciones y relatos sobre la reencarnación. Parte de los informes trata de visiones de clarividentes y comunicación con espíritus. Otra son los informes que han venido escribiendo los hipnotistas desde los principios de los años setenta. Su énfasis está sobre las impresiones de sus clientes de sus vidas pasadas o futuras. A menudo describen detallados acontecimientos históricos con nombres y fechas que más tarde pueden verificarse. Otra prueba se supone que es el fenómeno de xenoglosia, es decir la habilidad de hablar idiomas extranjeros y muchas veces muertos bajo hipnosis, aunque el hipnotizado las desconoce en esta vida. Sin embargo, esto no es evidencia de reencarnación, porque quien realmente habla esos idiomas no es la persona que está bajo hipnosis, sino un demonio que se cuela. Más pruebas son los testimonios de niños sobre su vida anterior. El primero en investigar este fenómeno fue el doctor Ian Stevenson. Se fue primero a países del oriente medio como India y Pakistán, en los que la mayoría de la gente cree en la reencarnación. Allí los padres prestan atención a las palabras de sus hijos cuando éstos hablan o aluden a una vida pasada. Cada vez que se detectaban tales señales llamaban al investigador estadounidense que estaba trabajando en aquella área. Hubo muchos casos de niños que presentaron una información exacta sobre el sitio, los nombres de sus padres, amigos y vecinos anteriores y hasta de objetos que habían escondido. Esos niños eran en general personas que habían fallecido prematuramente en un accidente o crimen y no pudieron realizar sus planes. La mayoría de ellos hicieron un pacto para regresar y renacieron muy rápidamente en el mismo país como rojos. Los niños fueron llevados a su familia anterior que les puso muchas trampas para averiguar si sus afirmaciones eran reales. Por mucho que se esforzara de despistarlos, los niños siempre sabían cuando la información era incorrecta. Seguían teniendo los mismos sentimientos que en su vida anterior hacia las personas que conocían y las trataban de la misma manera. Cuando el niño era una mujer casada, se comportaba con su marido exactamente como antes. Hubo incluso un caso en que el perro, que seguía vivo, reconoció a su dueño, si bien éste estaba en otro cuerpo. En varios casos el niño mantuvo contacto con su vieja familia, de manera que ya tenía dos familias. El primer libro de Ian Stevenson sobre este tema se llama ¨Veinte casos sugerentes de reencarnación¨ . A pesar de que las pruebas son a veces inquebrantables, siendo él un científico, prefiere considerarlo como sugerente, y no concluyente de reencarnación. Más tarde escribió más libros, entre ellos uno sobre casos europeos y americanos.
Una multitud de hipnoterapeutas han registrado las impresiones de sus clientes y se ha escrito mucho sobre las leyes de la reencarnación. Entre los pioneros famosos están Dick Sutphen, Bruce Goldberg (que se especializó en vidas futuras) y Michael Newton que estudió la vida entre vidas, describiendo el itinerario del alma desde el momento de la muerte hasta su nueva encarnación. En el mundo hispano, el argentino José Luis Cabouli ha estudiado el tema. Aunque no estoy de acuerdo con todo lo que dicen, su trabajo sigue siendo importante y vale la pena leerlo. En nuestros días la parapsicología y el espiritismo se enseñan en algunas universidades. Ya existen muchísimos libros y guías para aprender a obtener información de nuestras vidas pasadas o comunicarnos con nuestro guía espiritual. Lo que lamentablemente falta es información sobre qué es luminoso y qué oscuro. Por lo tanto, este movimiento es peligroso para los ingenuos e ignorantes que aceptan todo sin investigar o cuestionar por su cuenta, o pedirle a Dios protección a la hora de hacer ejercicios.
El velo entre el mundo físico y el espiritual se hace cada vez más fino. Pronto seremos algo como los niños de la Nueva Era (los índigos, los cristalinos y los niños del arco iris) que se acuerdan de sus vidas pasadas y pueden curarse a sí mismos y a los demás (pero que en realidad son ETs oscuros). Muchas almas viejas han venido últimamente para ayudar a la humanidad a elevarse en vibración. Este cambio fue previsto por civilizaciones antiguas como los mayas y los hopis, así como por profetas, videntes y santos. En agosto de 2015, el Armagedón astral comenzó y aún continúa (enero de 2019). Si la Luz gana, empezará el milenio de la Luz que durará 1000 años. Durante ese período, los humanos estarán en comunicación directa con Dios y no habrá maldad de ningún tipo, porque todos sabrán la verdad. Nuestro ADN y todo en nosotros y el mundo físico se volverán puros y luminosos. De Homo Sapiens nos convertiremos en Homo Spiritualis. Luego las fuerzas oscuras nacerán de nuevo y culminarán en el Armagedón físico, en 3866. Después de eso, el mundo físico será abolido y todos vivirán en un mundo hecho por Dios. Si las fuerzas oscuras ganan, entraremos en el acuerdo global con los ETs y nuestro planeta será oscuro, como millones y millones de otros planetas. Al principio no lo notaremos, porque nos engañarán y viviremos una vida fácil y de ocio, pero a medida de que nos quedaremos sin energía, nuestro planeta tendrá que luchar para sobrevivir o conquistar otros planetas, esclavizando a sus habitantes. ¡Recemos todos por la primera opción!
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