La pérdida de
fragmentos del alma es algo bastante corriente y se debe a traumas emocionales
y a la vez a una falta de equilibrio en los chakras. También puede ser la
consecuencia de magia negra, una maldición o la presencia de extraterrestres
malignos. Εn un choque emocional, el alma se hace
pedazos, y se despegan trozos, llevando consigo un gran porcentaje del
sentimiento negativo, permitiendo a la persona en cuestión que siga más
fácilmente su vida. En los demás casos (brujería y ETs) puede incluso haber pérdida
de memoria. Cuando un mayor porcentaje de fragmentos están perdidos, la persona
en cuestión tiene poca energía, baja concentración y una serie de problemas que
difieren de caso en caso. Cuando perdemos fragmentos en una vida pasada ésos se
quedan allí, se pierden o se vuelven entes hasta que los recuperemos en una
próxima vida.
He aquí algunos
casos de mayor pérdida de alma recogida por nuestros ayudantes espirituales y
recuperados en una sola sesión:
Robin, 26, había
perdido un total de 91% de su alma del cual sólo el 54% era de esta vida. La
porción perdida de las vidas pasadas fue en
4 vidas parecidas, aunque en diferentes países. En la que examinamos, en
Rusia, fue mujer y violada repetidamente
por su padre y hermano, hasta que murió por dolor físico y psíquico. Uno
pensaría que la mayor parte de su alma la habría perdido entonces, pero nuestro
guía dijo que esta vida es más difícil porque tiene que superar el trauma. El
espíritu del hermano y padre habían estado persiguiendo a Robin en todas esas
vidas, incluso ésta, en la que afectaban a la gente alrededor de él, que
abusaba de él. Nuestros guías los alejaron
de él y los llevaron a un sitio en el que deben esperar hasta poder quitarse de
encima la energía negativa e ir a la luz. A raíz de esto y una vez recogidos
los fragmentos de Robin, ya se sintió mejor, con una serenidad interna.
Lina, 18, tenía
fobias, ataques de pánico, baja autoestima, depresión, bulimia, tendencias de
suicidio, una memoria fatal y falta de concentración. No había terminado el
instituto y estaba en casa. Los médicos le habían diagnosticado una serie
larguísima de enfermedades mentales. Había perdido el 87% de su alma del cual
el 74% fue en esta vida. En sus vidas pasadas sufrió mucho a causa de la
pérdida de seres queridos y así perdió el porcentaje restante. En esta vida, los
perdió a la edad de los 4, 5 y 6 años por puro pánico subconsciente de tener
que sufrir lo mismo. Entre la primera sesión en la que quitamos una entidad
(forma pensamiento) y la segunda, la de la recuperación de alma, notó bastante
mejoría. Superó el pánico, empezó a tener días buenos y ser más consciente de
su situación y sus deseos. Dos meses después de la recuperación del alma se
había vuelto por primera vez paciente, se habría librado de su fobia social, su
depresión y su manía de limpiar y podía por fin elegir ropa que le quedaban
bien y gozar de su feminidad. Encontró un trabajo e hizo planes para estudiar.
Desafortunadamente, en vez de gratitud recibimos todo lo contrario. Visitó a
unos videntes que le dijeron que en lugar de su alma le habíamos mandado
demonios. Se lo creyó y nos acusó de haberle hecho magia negra y de fraude. Así
se cortó todo contacto con ella. Lo más irónico es que en su país los videntes
y la gente en general no creen en los demonios y en la brujería.
Lena, 50, había
perdido el 78% de su alma en una vida pasada, en la que sufrió de depresión y
psicosis a raíz de haber dado a luz. En aquella vida en Dinamarca acabó matando
a su madre y sus dos hijos gemelos y fue institucionalizada. Nada más quitarle
la entidad que tenía (su marido de aquella vida) se sintió totalmente
diferente, como si hubiera estado pegada al suelo y se hubiese soltado. Después
de la recuperación, notó más diferencias. Ya tenía más energía y la energía negativa
de los demás ya no podía afectarla como antes.
María, 39,
llevaba décadas de depresión y las
personas negativas la afectaban profundamente. Había perdido el 80% de su alma,
toda en esta vida. También llevaba 25 demonios, todos víctimas de una vida
antes de Cristo como sacerdote en la que los había ejecutado y dedicado a los
dioses antiguos (y en este caso inexistentes) para que su pueblo tuviera una
buena cosecha. Después de la liberación se sintió algo mejor, como aliviada.
Pero una vez recuperada su alma, el cambio fue inmenso. María se sentía ya como
otra persona, llena de vitalidad, alegría y con ganas de hacer cosas nuevas.
Mina, 29, había
perdido el 78% de su alma. Sufría de anorexia y bulimia y no era capaz de tomar
decisiones. Había perdido sus fragmentos en una vida en Alemania durante la
segunda guerra mundial, en la que quedó huérfana a los cinco años, viendo a
toda su familia perecer en un incendio. Se quedó sola en la calle y murió de
hambre. También era afectada por el demonio de su marido, el espíritu de un
hombre que habían envenenado juntos en otra vida, mucho más antigua. Mina
empezó haciendo una sesión de hipnoterapia, que la ayudó a moderar sus
trastornos alimenticios. La sesión de liberación espiritual de su marido la
ayudó a poder hacer planes para el futuro. La gran diferencia la sintió después
de la recuperación del alma. Dejó de pensar ya totalmente en la comida, se le
activó la intuición, la toma de decisiones dejó de costarle y le surgían
montones de nuevas ideas para el futuro.
Rita, 56, estaba
también deprimida, tenía muchos problemas de salud debido a mala nutrición y estaba
más o menos inmovilizada en su vida. Había perdido el 87% de su alma, tanto en
esta vida como en varias pasadas. Tenía una entidad kármica por haber hecho
brujería en una vida de la edad media y otra (forma pensamiento) de esta vida.
Ella no notó mucha diferencia después de las terapias, pero la depresión
disminuyó y en los primeros seis meses fue capaz de poner una orden a su vida y
seguir unas terapias especiales para sus problemas físicos.
Stavros, 46, no
sufría de algo específico, pero sentía un vacío, una inmovilización y mucha
negatividad. Había perdido gran parte de
su alma a lo largo de 15 vidas, en las que era perseguido por un demonio que
adquirió siendo misionero cristiano en Perú y asesinando a los indígenas que no
se convertían. Él tampoco sintió mucha diferencia tras la liberación espiritual
y la recuperación del alma, pero sí que pudo poner los fundamentos para mejorar
su vida profesional y su matrimonio. Y a la raíz de la terapia final que hizo
para su sombra se transformó totalmente.
Johannes, 22,
había perdido el 98% de su alma por extraterrestres que le había colocado 145
implantes etéricos. Estaba en una condición parecida a la de Lina. Al principio
era muy cooperativo, hasta la recuperación del alma, pero los implantes
combinados con el hachís que fumaba y los medicamentos psiquiátricos que no
tomaba (mientras debía) lo tornaron en contra de nosotros, y nos acusó de
fraude. Más tarde nos pidió perdón, pero volvió a hacer lo mismo. Nuestros
guías le sacan los implantes solitos ya que son nuevos y fáciles de extraer.
Esperemos que un día comprenda que le ayudamos.
Gerrit, 61, había
perdido el 87% de su alma, en parte en esta vida, cuando hacía viajes astrales
y meditación trascendental. Era un caso especial, ya que tenía una sombra muy
fuerte atada a una entidad kármica, y necesitó mucho tiempo de trabajo para que
éstas se fueran a la luz. La recuperación del alma se hizo obligatoriamente en
dos sesiones, pues de no hacerlo así la
sombra se habría entrometido. Así nuestro guía la engañó. Después de la
recuperación obtuvo mayor capacidad de concentración y ya no hacía errores en
su trabajo. También sintió mayor conexión con los acontecimientos de su vida.
Yo he perdido el 82% de mi alma: El 30% en una
vida pasada en la que fui violada y el resto en esta vida, por puro sufrimiento
emocional. Mi caso es especial, porque no he perdido fragmentos, sino que el
alma se me hizo polvo y se esparció por todo el mundo, en los varios países en
los que he vivido y a los que he viajado. Así que nuestros guías y ángeles han
necesitado años en recoger ese polvo y necesitarán otros tantos para limpiarlo
del dolor. Pero a mi la pérdida no me afecta tanto, salvo la necesidad de
dormir mucho, la propensidad a
agotamiento físico, las jaquecas y la
dificultad de concentración en la meditación.
En cuanto a mi
amado, él ha perdido el 99% de su alma por brujería de parte de su hermano.
Para él el proceso es aun más largo que para mi, ya que los demonios kármicos
fueron unos 40, los ETs ejércitos enteros, o
sea centenares, las sombras 25, las espinas etéricas 155, los implantes
etéricos centenares y los collares de esclavo tres. Ya sé que todo esto suena a
ciencia ficción, pero desafortunadamente es verdad.
Hemos tenido
también casos en los que los fragmentos perdidos son pocos o están alrededor
del aura de la persona. Esas personas no necesitan una sesión para
recuperarlos, sino que su guía lo hace solo, junto con el nuestro.
Muchos de los que
vienen a hacer una regresión descubren que tienen uno o más fragmentos
perdidos. Entonces la recuperación se hace en la hipnosis, si se trata de uno o
unos pocos fragmentos. He aquí unos ejemplos:
Helena, 40, vio
una vida como sacerdote en Egipto, en la época de los faraones. Era cruel con
los débiles y pegaba y violaba a las mujeres esclavas del palacio. Al final de
su vida se arrepintió y pidió que el dios Ra lo matara. Sintió una flecha en el
pecho y murió. Del lugar donde la flecha entró, se desprendió y se quedó allí
un pedazo de su alma. Pedí que los ángeles acudieran y sanaran ese pedazo. Así
fue y volvió a su dueña.
Evangelio, 42, se
fue en hipnosis a un accidente que tuvo en esta vida, en el que perdió la vista
en un ojo. En el lugar del accidente se había quedado un trozo de su alma que
pertenecía al ojo dañado. Con el mismo proceso de limpieza, lo recuperó.
Chequeamos su cuerpo energético y vio una mancha oscura en el pene. Se trataba
de una forma pensamiento, producida por miedo y baja autoestima. Los ángeles la
despejaron y Evangelio vio que le faltaba
un fragmento allí. Recuperamos la parte energética perdida y Evangelio sintió
un calor y una nueva energía en esa parte del cuerpo. Hacía unos años que ya no
funcionaba óptimamente en el campo sexual y que se cansaba rápidamente. Después
de la sesión se sintió revitalizado y con más fuerza.
Juan, 30, creció
con una madre testigo de Jehová. A los 20 años, la iglesia de esa secta lo
convocó para darle a conocer que era expulsado por salir demasiado, tomar
alcohol y haberse peleado en la calle. Eso significaba que nunca más podría ver
a la niña que crió. La madre de esa niña tuvo que trabajar intensamente durante
unos años y la había dejado durante unos años en casa de Juan. Él había
terminado la escuela y tenía tiempo y cuidó de ella como si fuera su propia
hija, hasta la edad de los cuatro años. El dolor fue tanto para los dos que la
niña perdió un trozo de su alma y él se lo llevó. Había llegado la hora de
devolvérselo. Eso le costó mucho a Juan, pero escuchó a su guía, que le dijo lo
mismo que yo. Llamó a la niña, que ahora tenía 11 años, y le dimos su
fragmento, una vez limpiado de la energía negativa por los ángeles. Aunque
triste, Juan sabía que había hecho lo correcto . Quién sabe, tal vez la niña un
día se oponga a la religión de su madre (que también es testigo de Jehová) y
pueda tener otra vez contacto con Juan. Aunque no se acuerda de él, sus miradas
se cruzaron unas veces en la iglesia, a la que Juan de vez en cuando va para
escuchar el sermón. Se le permitía ir allí, pero no hablar con la gente. Juan
había asimismo perdido un fragmento de su alma, también del corazón, el día en
que lo expulsaron de la secta. Se había quedado en esa iglesia. Lo recuperamos
con el mismo proceso.
Alejandra, 35,
tenía una relación muy competitiva con su madre. En hipnosis, se fue a una vida
en Escocia, en el siglo XII. Su hermana se casó, y ella (llamada Abby entonces)
le tuvo envidia y se enamoró de su marido. Él era amable con ella, pero nada
más. Ella se creó una fantasía de que él la quisiera y se quedó solterona,
pasándose la vida amándole en secreto y anhelando tenerlo para ella. A causa de
ese sufrimiento perdió un fragmento de su alma. En contacto con su guía
espiritual, ése le dijo que aquel hombre era el alma gemela de su hermana y
estaban destinados a estar juntos. Abby se enamoró de él a causa de su
aislamiento y su envidia. Si hubiera superado esa envidia habría conocido a
otro hombre y habría estado feliz con él. La hermana era ahora su madre. Fuimos
a Escocia, donde encontró su fragmento, y lo recuperó.
Eva, 42, vio bajo
hipnosis que había perdido dos fragmentos de su alma cuando era adolescente y
tomaba drogas. Siguió la cuerda plateada y los encontró en Sodoma, en un
universo paralelo. El uno estaba con un hombre que tejía y se había ido porque
Eva lo rechazó. Representaba su sensibilidad y autenticidad. Lo rechazó porque
esas cualidades la hacían parecer aburrida delante de sus amigos drogadictos.
El otro lo encontró en un árbol y se había ido por su propia voluntad, porque
Eva había dejado la escuela para tomar drogas con sus amigos. Su misión era
educarse y seguir una carrera en la investigación, y esa parte de ella quedó
decepcionada por no seguir ese plan. Lo más irónico de todo es que el que la
empujó a las drogas fue el fragmento de un chico mayor que ella admiraba justo
antes de dejar la escuela, a los 11 años. Él se sentía inferior a ella y parte
de él se adhirió a ella para rebajarla. Como él tomaba ya drogas, la influyó
para que hiciera lo mismo. Le devolvimos también a él su fragmento.
Algunos de
nuestros clientes, después de la liberación espiritual nunca vinieron para
recuperar sus fragmentos perdidos que nuestros guías habían recogido para
ellos. Los fragmentos están guardados en un lugar en la Luz y esas personas podrán
recogerlos en su próxima encarnación, pero no homogéneos, ya que ese trabajo se
hace en la sesión con mi colaborador, cuando llegan todos los fragmentos de
todas las vidas de nuestros clientes. Eso significa que posiblemente los vuelvan
a perder muy fácilmente. Desafortunadamente, no todos creen en la terapia
espiritual.
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